Ojo de Gato: a un año de la represión


Guillermo Manzano

Este fin de semana docentes de diversos niveles recordaron la represión que recibieron del gobierno de Javier Duarte realizada hace un año. Usaron bastones eléctricos y golpearon por igual a jóvenes, mujeres y hombres. Los cercaron. Los acorralaron. Fue una acción premeditada, con alevosía y ventaja. Los docentes se iban a retirar de la Plaza Lerdo. Pero eso no importaba. Había que mandar un mensaje al Altiplano: en Veracruz no pasa nada. Todo bajo control.
    La cobardía de quien ordenó el desalojo quedó plasmada en fotografías. Individuos veían, disfrutaban y gozaban desde el balcón central de Palacio de Gobierno, la madriza que policías daban a los docentes que hacían valer sus derechos de libre asociación. De protesta. De inconformidad y desacuerdo.
    La violencia es el fin de la razón. Quienes sostienen su poder mediante la violencia, mal terminan. Desde Calígula a la fecha, los excesos en el poder se revierten contra quienes embriagados en la ilusión llegan a sentirse dioses. Seres todopoderosos. Así ha sido. Así será.
    Quienes reprimen olvidan. Los reprimidos no. Sobre todo cuando entre los y las golpeadas había gente que votó por el partido en el poder. Personas que con su sufragio llevaron e hicieron gobernador a Javier Duarte. Nunca esperaron una respuesta de ese calibre. Nunca lo olvidarán.
    Pero la vida sigue. Las reformas están y no están. Son una espada de Damocles para cercenar las cabezas de quienes osen disentir del discurso oficial.
    A un año transcurrido se han interpuesto más de seis mil amparos. Se mantiene la crítica y la organización. No con la fuerza de hace 12 meses, pero la semilla quedó y no tardará en florecer. Docentes se organizaron y hoy tienen su propio espacio de comunicación. Sin intermediarios. Sin manipulación informativa.


   Días previos al sábado, grupos magisteriales se empezaron a organizar para recordar y protestar por la afrenta de hace un año. El ‘aparato de inteligencia oficial’ (orejas vulgares) trabajó con eficiencia. El gobierno bloqueó la Plaza Lerdo con sus perros de guardia: Antorcha Campesina,  los 400 Pueblos y el partido Cardenista. Los dos primeros grupos cuentan con diputados locales en la actual legislatura. El tercero goza de prerrogativas públicas.
    Y para que no quedara duda del servilismo o de quién manda, el diputadito Marco Antonio del Ángel Arroyo se encueró junto a ‘sus campesinos’. Dando fe de que mientras le paguen, él hace lo que le ordenen.
    A diferencia de hace un año hoy no se reprimieron maestros. Ahora se atentó contra toda la población de Xalapa que sufrió los bloqueos, espectáculos de encuerados, gritos y sombrerazos de esos grupos oficialistas.
    Por supuesto que eso no importa. A la perrada se les avientan los pellejos, que entre ellos se los disputen. Total, el dinero que se regala no es del bolsillo del donante, sino de los contribuyentes.
    A un año de la represión magisterial aún recordamos. Todavía se comenta en corrillos y se hace memoria para no olvidar. Para no perdonar. Porque en esta vida, todo es de ida y vuelta. Y eso, hasta el Cristo Negro de Otatitlán lo sabe…

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