Ojo de Gato: Septiembre, tres colores…
Guillermo Manzano
ROJO
Viernes 13.
De nuevo Enrique Peña muestra el rostro que más le gusta: la represión. Lo hizo
el primer día de diciembre del año pasado, al asumir la presidencia (así, con
minúsculas). Lo repitió en la primera entrega de su informe de gobierno y 12
días después, volvió a enseñarlo para desalojar el Zócalo de la Ciudad de
México.
Los
medios de información, que habían abonado para la golpiza, transmitían casi en
tiempo real. ‘Por fin se cumplía la ley.
Viva el estado de derecho (igual, con minúsculas). La gente decente vuelve a
estar tranquila, hay un hombre en la presidencia’.
Mientras
unos aplaudían otros condenaban los hechos. Muchos lo lamentamos. Las imágenes empezaron a circular por las
redes sociales. Twitter y Facebook fueron los principales canales. No hay
palabras para justificar la violencia. No existe diccionario alguno que nos de
los términos, los verbos, los sustantivos. La
tarde del viernes no debe olvidarse.
Por
la noche seguía la información. Nuevas fotos, listas de desaparecidos. Todo en
forma alterna a los medios convencionales. Ellos, los amanuenses del gobierno, difundieron
el boletín: respeto a los derechos humanos en el desalojo.
Madrugada
del sábado. 2:30 de la mañana. Un compañero de la escuela me habla: están
desalojando a los maestros de la Plaza Lerdo. Checa redes. De nuevo el infierno
y sin Virgilio como guía. Las gráficas y videos reflejaban la angustia, los
golpes, las corretizas. Una en especial llama la atención: un grupo de 15 o 20
personas miran desde el balcón central del palacio de gobierno la escena. Impávidos.
Quizá sonrientes. No lo sé. Tampoco sé por qué estaban ahí. Quién los mandó.
Por qué tuvieron ‘su circo romano’ particular. En vez de gladiadores, maestras,
maestros y estudiantes. En vez de espadas: toletes y bastones eléctricos. En
vez de leones: perros contra la gente.
El
Colegio Preparatorio de Xalapa seguía en poder de los maestros. Llamadas. Nada.
Esfuerzo inútil. No hay señal.
Dicen que
los compañeros que tenían las oficinas centrales de la Secretaría de Educación
de Veracruz se retiraron. Nadie creía que Javier Duarte ordenara un acto vil,
cobarde, deleznable.
Se
nos olvidó que Duarte mandó a encerrar a Gilberto Martínez y Maruchi Bravo. Fueron
acusados de terrorismo por ‘tuitear mensajes falsos’. Se nos olvidó los
reporteros asesinados, desaparecidos y desplazados. Se nos olvidó que es capaz de
mandar golpear a estudiantes universitarios ‘armados’ de cartulinas y gises. Se
nos olvidó que es un vulgar bufón y suple sus limitaciones intelectuales mediante
los golpes y porrazos.
Tuvieron
que pasar 45 años para ser testigos de la represión de un gobierno contra los maestros
y estudiantes. ¿Era necesario?
Foto tomada de Facebook |
La dirección de comunicación social
emite el comunicado 4645:
‘Como resultado de
un diálogo con los maestros que en días recientes habían ocupado la Plaza Lerdo
para manifestarse sobre la reforma educativa, aproximadamente a las 22:00 horas
de este viernes fue desocupada para la realización de las fiestas patrias con
toda normalidad.
Sin embargo, cerca de la media noche arribaron al
lugar unas 50 personas ajenas al movimiento magisterial, quienes ocuparon el
lugar con la intención de mantener un bloqueo de forma indefinida.
Tras solicitarle de manera reiterada que despejaran
la Plaza Lerdo y ante la negativa de este grupo de aceptar los dos espacios que
se les ofrecieron para continuar con su manifestación, Los Berros y Los Lagos, las fuerzas del orden, siguiendo el
protocolo apegado a la legalidad y a los derechos humanos, procedieron a ocupar
y resguardar el espacio.
De esta forma, se
garantiza a la población de la capital del estado la celebración de las fiestas
conmemorativas al 203 Aniversario de la Independencia de México. (Las ‘negritas’
están en el original)
BLANCO
El
lunes 16 de septiembre se convoca a una marcha silenciosa. De luto. Para
denunciar la violencia institucional en contra de hombres y mujeres de
Veracruz. La cita es en la Benemérita Escuela Normal Veracruzana. Mediodía grisáceo. Los últimos días han sido
de lluvia. Mucha lluvia.
Poco
a poco empieza a llegar la gente. 10 minutos después de la hora señalada salió
el contingente. Se iría al Palacio Legislativo. Encabezaba la marcha jóvenes
estudiantes de las cinco normales públicas de Veracruz. De Tantoyuca. De
Túxpan. De Xalapa. De Tlacotalpan. Después los profes de la Benemérita,
seguidos por el resto del magisterio convocado. En la retaguardia, padres,
madres, estudiantes universitarios. Todos de blanco. Todos unidos. Todos
encabronados contra un gobierno que hasta le fecha ha sido incapaz de dialogar.
Foto: Guillermo Manzano |
Con
flores blancas en la mano, en la solapa. Sin gritar consignas. Se avanza. Silencio.
Sólo los pasos de miles, muchos miles que fuimos. La Avenida Villahermosa, de
la Colonia Progreso fue el escenario. 18 cuadras llenas por gente que camina.
La vanguardia llegaba al CBTIS número 13. La retaguardia estaba en la esquina
de la calle San Luis Potosí.
Al
paso del contingente la gente saluda. Apoya. Pancartas al pecho. En la entrada
de la calle 16 de septiembre, una anciana, desde un segundo nivel agita un
pañuelo blanco. La gente aplaude. Hay emoción. Ella, mueve y mueve su pañuelo.
En
la entrada principal del Congreso Veracruzanos se coloca un ataúd de cartón.
Flores blancas. Se entona el Himno Nacional. Finalmente, todos estamos en el
mismo barco.
VERDE
Las
acciones de resistencia siguen. No importa el clima, no importa la lluvia. Hay esperanza.
No nos la han matado. No nos la van a quitar. Javier Duarte, su gabinete, sus
asesores no calcularon. Han sido rebasados por la realidad. Los ‘dirigentes’
domesticados no saben qué hacer. Balbucean estupideces.
Pase
lo que pase, siempre se recordará ‘el movimiento de maestros’. Porque ya rebasó
el ámbito gremial. Porque ya es amplio, de ciudadanos, de estudiantes, de
padres y madres. Es de todos. Hoy, se puede decir que en Veracruz no todo está
perdido. Hay futuro. Hay esperanza…
Foto: Guillermo Manzano |
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