Ojo de Gato: De qué hablamos cuando hablamos de ‘calidad’


Guillermo Manzano

Hace 30 años, más-menos, el término ‘calidad’ empezó a ser vocablo común en México. Los políticos, empresarios, ‘líderes de opinión, psicólogos y docentes, por mencionar algunos, hacían uso común de ‘la calidad’.
    A los padres y a las madres, que tuvieron que salir del hogar a trabajar en lo que sea, porque ya no alcazaba el dinero en la economía familiar, se les decía: ‘no importa el tiempo que pases con tus hijos, siempre y cuando sea de ‘calidad’.
    Con ese sofisma el gobierno y empresarios justificaban la transformación del núcleo familiar. Pronto, no sólo las mujeres contribuían al gasto de la familia, también los hijos tenían que hacerlo. Vamos, similar a lo que pasó en  último cuarto del siglo XIX, en Europa y Estados Unidos.
    Ahora de nuevo el término se pone en boca de políticos y empresarios. La educación en México ‘debe ser de calidad’. Con las estadísticas y número profilácticos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y de la asociación filial de Televisa Mexicanos Primero, quieren imponer su verdad.
    Es fácil opinar desde una cafetería, desde la soledad del cubículo o desde una redacción con la conciencia manchada por unas monedas. Basta recordar que uno de los maestros más influyentes en los últimos dos mil años, fue vendido por 30 monedas de plata.
    Pero veamos, cuando un empresario produce productos ‘de calidad’, no lo hace sólo con los mejores técnicos, obreros y ejecutivos. Necesita insumos ‘de primera’, maquinaria e instrumentos de ‘última generación’ de lo contrario, todo el esfuerzo sería un fracaso.
Foto: Guillermo Manzano

    Si el empresario no otorga lo que sus trabajadores requieren, ¿de quién es la responsabilidad por producir mercancía defectuosa?
    La cruzada moral emprendida contra los maestros en las últimas semanas, se basa en la necesidad de ‘la calidad educativa’. Intelectuales con voz docta dicen su verdad. Los políticos y empresarios culpan a los docentes por ineficientes en su responsabilidad profesional. Hacen tabla rasa con tal de quedar bien con quien les mata el hambre. Pero, ¿en verdad es culpa de los docentes la baja calidad educativa? ¿Qué sabe el secretario de educación del quehacer docente? Nada. Él no sabe nada porque nunca ha estado en un aula. Porque no sabe lo que es fundar una escuela, porque desconoce lo que es trabajar en condiciones desfavorables, sin recursos materiales, con alumnos sub alimentados.
    Porque desconoce el trabajo extra aula que se realiza. Porque un docente no sólo es responsable de la formación de sus alumnos, sino también en muchas ocasiones,  es administrativo, conserje y gestor antes instituciones públicas y privadas. Porque siempre hay que llevar el trabajo a casa, robarle tiempo a la familia.
    El secretario de educación no sabe lo que es viajar ‘de aventón’ para que el salario quincenal alcance. No sabe vivir con seis mil pesos o menos al mes. Vamos, no sabe ni cómo preparar una clase.
Foto: Guillermo Manzano


    Pero si quieren calidad, que el gobierno haga lo mismo que los empresarios: mejoren sus ‘fabricas’, capaciten a ‘sus obreros’, dótenlos de recursos técnicos y materiales de ‘última generación’. Si después de ello, los docentes no responden a las expectativas y confianza depositada, entonces sí, que se vayan. Pero no se puede exigir lo que no se da. 

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