Toño León: de guerrillero a diputado


Guillermo Manzano.

La entrevista fue realizada en octubre del año 2000. Hoy José Antonio León Mendívil es diputado federal por el PRD en la actual Legislatura. El trabajo fue publicado en el Diario AZ de Xalapa 

« Muchos compañeros detenidos fueron torturados con ácido en la boca y los ojos. A otros, amarrados  le aventaron los perros para que los destrozaran. También a las esposas embarazadas de muchos de ellos, las metían en sacos y las golpeaban con palos hasta matarlas. Incluso, en algunos casos utilizaron NAPALM, eso es lo que me contaron algunos con los que me encontré después, otros, simplemente no pudieron hablar. Se volvieron locos. Enloquecieron por la tortura y por lo que vieron. Ahí andan deambulando por el país».

 

Estamos sentados frente a frente en la mesa de una biblioteca de Xalapa. Ha pasado poco más de un cuarto de siglo de los sucesos narrados. La memoria se opone al olvido y al perdón, es un rescate de los años idos, pero también de los venideros. José Antonio León Mendivil,  Toño León o el Negro, como es conocido en los círculos de izquierda y de oposición, abren sus recuerdos en el reclamo de justicia. Muchos cayeron de ambas partes, ahora, uno de los artífices de esta guerra sucia desatada contra jóvenes del país en los años 70’s, ocupa un escaño en el Senado de la República. Es Fernando Gutiérrez Barrios, quien se pretende desligar de los sucesos bajo el argumento simplista de que cumplió órdenes.

 

Toño León fue amnistiado en el periodo de José López Portillo, sexenio en el que las primeras reformas políticas-electorales se plasmaron en la ley. Los partidos adquirían el status de entidades de interés público y, se garantizaba el espacio en el Congreso de la Unión a las minorías bajo la figura de los diputados de representación proporcional, plurinominales, como se les conoce comúnmente. El Negro, a estas fechas ya había bajado de la Sierra de Sonora donde participó en la instrucción militar de los reclutas de la Liga Comunista 23 de Septiembre, pero ¿qué motiva a un joven dejar la tranquilidad del hogar y la escuela para tomar las armas?

 

« En 1966 participo en la primera huelga por la autonomía de la universidad de Sinaloa. En  67 y 68 en las movilizaciones que se dan prácticamente en todo el país. En  1969, ya con más idea,  participo en las Juventudes Comunistas y en ese año me toca participar en la elaboración del documento que es de rompimiento de la Juventud con el Partido Comunista de México (PCM), ese rompimiento se da en diciembre del 69 en el congreso nacional que hubo en Monterrey, porque se consideró que el PCM no había jugado un papel de vanguardia en el movimiento del 68 y a los principales dirigentes se los jalan y no se pronuncian fuertemente a favor de la movilización del 68 porque los principales líderes estaban involucraban con el movimiento. Esto hizo que dirigentes del PCM no se metieran, la juventud que si estuvo metida en el 68 y en otros movimientos a nivel nacional si reclamó y consideró que había sido un error por parte del partido no haber salido en defensa de los estudiantes y que su postura había sido entreguista».

 

Después – continua - de ese congreso que fue reprimido pese a ser clandestino entre comillas, fueron detenidos varios  compañeros entre ellos Camilo Valenzuela y el Macho Prieto, que luego fue rector de la Universidad en Sinaloa, algunos no llegamos a los lugares y no fuimos detenidos, pero los soltaron para los días de navidad, ya que finalmente fue un congreso comunista subversivos te hablo del 69, con este rompimiento nosotros nos empezamos a ligar con compañeros que ya elaboraron algunas tesis de que ya no había otra salida y que había que responderle al gobierno como había respondido en el 68, donde hubo cerrazón y  militarización en respuestas a las inconformidades, a los reclamos ciudadanos. Por lo tanto no había otra forma, si se quería hacer una cosa seria, que era la transformación revolucionaria de la sociedad, era a partir de esta situación, de las armas. No había de  otra, más que la confrontación, la revolución. Creo que esas fueron las tesis principales que dieron vida, no solo a la Liga Comunista sino a otros movimientos armados que ya había en el país. Nosotros empezamos a radicalizar el movimiento en Sinaloa, desde antes, en 1970 cuando hubo una movilización para evitar la imposición de un rector, queríamos que fuera electo por maestros y estudiantes.

 

Se radicalizó la situación y nos matan a dos compañeros  de la preparatoria  Central que dependía de la universidad, la mayoría de los dirigentes nos armamos, porque ya éramos perseguidos y empezamos a prepararnos, -yo no sabía tomar  un arma pero ahí aprendí.


 

¿Dónde te entrenas, que entrenamiento es y quien te lo da?

 

 Ahí nadie sabía exactamente usar un arma, pero había  algunos compañeros que sabían el manejo de las armas.

 

¿Qué tipo de armas?

 

Mira, era la 38 especial, que era la más usada, la 38 súper y la  22, no teníamos experiencia militar de ningún tipo, simplemente queríamos evitar que se nos reprimiera. Sobre todo por la forma salvaje como lo hacían. Ya  habían detenido a algunos compañeros y los habían torturados y no queríamos que nos torturaran. Hay que defendernos,  andábamos con los campesinos elevando su nivel cultural en relación a la lucha de clases y sus demandas de aumento, y llegaron  otro tipo de lucha por la tierra, particularmente Rancho California, El Cajito y otros que se van radicalizando, porque ya eran  tomas de tierras donde iban armados los compañeros y eran apoyadas por nosotros. Ahí fue donde aprendemos  más en el manejo de las armas, era tal el nivel de inconciencia –lo digo ahorita- que recibíamos entrenamiento de gente ligadas a la delincuencia, era gente maleada, pero  según nosotros con el acercamiento tomaban conciencia.

 

Nos enseñan el manejo de los M-1 que empezábamos a conocerlos y ahí conocí los M-2 y los garant, esto ya fue en 1971 Empezamos a organizar manifestaciones armadas, en el 71 los campesinos toman unas tierras y los cerca el Ejercito y todas las policías del estado. Nosotros veíamos que iba a ver una masacre, por lo que organizamos una manifestación armada y decidimos hacer una serie de destrozos en bancos y negociaciones importantes del centro de Culiacán. No había policías, todos estaban cercando a los campesinos, el objetivo era distraer las fuerzas que estaban sitiando allá para que se fueran contra nosotros. De alguna manera surtió efecto, porque estaban dispuestos a reprimir, a matar a un montón de gente que había invadido esas tierras. Hablamos de miles, una manifestación protegida por compañeros que llevaban rifles y pistolas por si se daba una situación había que responder para que no pasara lo del 68. Esto lo comento porque dio su efecto, la decisión político militar -que así le llamamos- fue retirar las fuerzas para ir a proteger la capital y debilitar el cerco militar.

 

El Negro habla en voz baja, apenas audible, aunque a veces, muy pocas veces levanta un poco el volumen, los estudiantes que acuden a la biblioteca voltean a mirar al hombre de escaso cabello que tiene enfrente una grabadora, llama la atención. Vestido sencillamente, a sus 54 años más bien parece un maestro cercano a su jubilación que alguien que, a la edad de ellos, planeaba hacer la revolución en el país.

 

«Cuando llegamos al 72  ya había una situación. Tras la represión, después del movimiento de chóferes que apoyamos, los dirigentes de la Federación de Estudiantes decidimos pasarnos a la clandestinidad y armarnos, hablo del 72, en ese momento adquirimos la madurez, entre comillas, para emprender otro tipo de acciones. Esto fue en enero febrero, cuando pasamos a la clandestinidad...»

 

¿Qué es pasar a la clandestinidad?

 

Pues primero tener grupos que estén dirigiendo todo sin ser visto, ni ubicados para que los vayan a detener. Ya habíamos tenido otras experiencias, tomas y confrontaciones muy cruentas contra la gente del PRI, y habían detenido a muchos compañeros; los habían torturado y a algunos los habían violado. Era una situación muy canija y nadie se quería dejar detener. Nos armamos. Con toda esta situación decidimos pasar a ubicarnos a unas casa de seguridad en las colonias y empezar a hacer –decíamos- una elemental compartición para no ser detenidos, reuniéndonos en diferente lugares pero viviendo en casas de colonos, que eran parte de nuestra organización. Se rompe con la familia y la relación con la gente. Es más, los dirigentes no sabíamos donde vivían cada quien para que si a alguno lo detenían no fuera a entregar a los demás.

 

¿Podía más la convicción que los lazos familiares?

 

Definitivamente, pero todo esto –hasta hoy lo puedo reflexionar-  se daba de manera espontánea, no había una mano con una experiencia, un grupo o alguien que dirigiera. Nosotros estábamos dirigiendo un movimiento social en Sinaloa. Fue a fines del 72 cuando tenemos de nueva cuenta relación con otros grupos que habían sido de la juventud comunista, llegan teniendo su experiencia, a través de la reflexión habían hecho unos operativos de carácter militar para fortalecerse e ir creando la organización nacional que le diera un cambio una revolución a este país.

 

Pero ya no eran de la Juventud, era un grupo que se llamaban los Procesos, habían tenido problemas y le habían matado a su líder principal fue Raúl Ramos Zavala, quine  había sido el dirigente de la Juventud Comunista. Lo matan y surgen otros, ahí estuvo Salas Obregón que después fue líder nacional de la Liga Comunista 23 de septiembre, ellos hacen contacto con nosotros porque había un movimiento y alguno de ellos como  Gustavo Hirales (ex colaborador del gobierno de Carlos Salinas) y su hermano, ellos hacen contacto con nosotros, por la relación que habíamos tenido en la Juventud Comunista. Llegaron y dijeron “oye que tienen aquí, pero lo que tienen aquí es un monstruo hay que darle la visión revolucionaria”. Y empiezan ellos con sus rollos ya militares: hay que darle otro contexto.

 

Nosotros no teníamos experiencia militar, más que el manejo de algunas armas que nos habían enseñado. Con esta relación entramos a otro nivel de la situación política. Ya no asistí a un congreso constitutivo de la Liga Comunista 23 de septiembre en 1973, creo que fue en Guadalajara donde se da la reunión ahí llegan gente del Movimiento Armado Revolucionario (MAR),  del grupo 23 de Septiembre (en recuerdo al asalto de la guarnición militar de Madera, Chihuahua) y de los Procesos, que venían de las Juventudes Comunistas.

 

Esto da un vuelco en la vida de muchos. Nosotros ya estábamos armados y éramos miel sobre hojuelas ante los proyectos que traían estos compañeros, porque era un proyecto nacional, una revolución nacional violenta y armada, porque ya nos enfrentábamos al gobierno de manera violenta confrontada con estos compañeros. Con ellos hicimos lo que fue la Liga Comunista 23 de septiembre. Nuestro representante era un compañero que desapareció Francisco Rivera “el chicano”, el era el contacto y el que quedó como líder de nosotros a nivel estatal. Porque el que era dirigente  moral y político era Camilo Valenzuela pero en los primeros días lo detuvieron y ya no vivió esa otra parte del proceso que fue la Liga comunista.

 

Fue en el 73 cuando se dieron  las acciones. Ya estaban las condiciones porque nosotros lo habíamos formado desde hace tiempo, porque pasamos de un proceso de la lucha social y surge de esas bases en Sinaloa la Liga Comunista 23 de septiembre. Posteriormente los líderes deciden que algunos nos vayamos a diferentes lados, porque  como éramos muy conocidos era fácil detectarnos y detenernos. Yo me fui primero a Sonora y de ahí paso a la Sierra con los grupos que llamábamos focos guerrilleros, ya es otro nivel en la lucha, allá participamos, cuando se dio  una represión en Sonora a uno de los grupos que se estaban armando, no los logran acabar, sólo los dispersan. Había otros lugares de encuentro y más arriba en la Sierra estábamos otros. Ahí me quedó desde finales del 73 hasta el 75.Por eso la lucha en la ciudad no me tocó tan fuertemente. Sin embargo, me tocó hacer algunos operativos de recuperación económica, expropiaciones les llamábamos (asaltos bancarios), pero los preparábamos bien para no que hubiera enfrentamiento a balazos, la lucha era contra el gobierno, no contra los civiles.

 

Yo bajo en el 75 casi en el 76, ya la Liga prácticamente había desaparecido. Simplemente me arriesgo, me digo “ya a esto se lo cargó la madre, no hay nada, ya no tengo nada que hacer acá arriba”, y bajo armado, porque a los líderes de los grupos militares de la Liga nunca nos detienen, mataron a algunos del más alto nivel, pero a nosotros nunca nos detuvieron. Escogí el Día del Soldado porque iban a estar festejando, era difícil subir y bajar de la sierra, había un acordonamiento encabronado teníamos que pasar casi juntito al cuartel, pero ese día estaban de festejo y lo pudimos hacer. ¿Qué nos encontramos? Pues la búsqueda de la gente. Muchos habían sido reprimidos por las brigadas blancas que comandó  (Fernando) Gutiérrez Barrios, que eran los que tenían toda la experiencia de persecución, asesorados por  gente de otros países de inteligencia.

 

¿Cómo estaba estructurada la Liga?

 

Era el buró político-militar, pero eran 4 ó 5, a algunos si les dieron, pero de ahí hacia abajo, a los líderes militares no tocaron ni uno. Yo era de esos. Por eso cuando dicen que la Liga desapreció militarmente porque las Brigadas Blancas les partió la madre, eso no es cierto, es un mito, como todas las cosas. Lo fuerte, lo que acaba a la 23 de Septiembre es la reflexión, de qué ese no es el camino.  ¿Por qué nosotros decidimos abandonar eso? Porque no era el camino. No era la opción ni la salida, y empezamos a buscarnos entre nosotros mismos, para decir que hicimos, si nosotros éramos líderes de un movimiento social y por meternos en esta aventura, perdimos el piso y la relación y nos envolvió y nos acabo el militarismo. En esta reflexión que no fue fácil hacerla, algunos les costó la vida porque se dio la confrontación muy dura en algunos lados. Entre nosotros fue más ligera la confrontación, simplemente los que no estábamos de acuerdo con seguir y los que querían seguirle, pero aún así nos bajamos todos

 

¿Cuándo volviste a ver a tu familia?

 

La verdad no los vi desde el 70 hasta el diciembre del 75.Porque la experiencia era  que mucha gente la detenían yendo a visitar a su mamá, cuando estaba enferma, como ya sabían quienes eran nada más esperaban y los detenían los cumpleaños de mis padres eran los más esperados para ver cuando llegaba, y había que evitar todos esos días.

 

Toño, el jueves pasado se planteó en el Senado la creación de una Comisión de la Verdad, que investigue los hechos del 2 de octubre de 1968 y las secuelas, de manera concreta la llamada guerra sucia de los años posteriores, ¿qué piensas tu de esto?

Creo que el daño que se hizo al país, aunque pudiéramos decir que es irreversible, apenas en todo caso se está revirtiendo. Es decir, la intolerancia y acciones contra grupos de gente desarmada, que fue lo que motivó que mucha gente que teníamos una vocación pacifista, cristiana, que fuimos a estudiar y no a otra cosa, que lo hemos hecho como lo hemos demostrado en el transcurso de nuestra vida que actuamos de buena fe y que fuimos lastimados y se lastimó a nuestro país, sí deben castigarse a  los responsables. Porque todavía andan ahí como líderes, andan como representantes populares y no se ha esclarecido que pasó cuál fue su papel, tanto en el 68 como posteriormente.  Muchos compañeros nuestros de los que fueron detenidos fueron torturados, quemados con ácido, lo mataron lentamente. Mujeres embarazadas metidas en sacos muertas a palos delante de sus esposos, para que dijera donde estaban los demás hay toda una historia sucia ahí, y te digo de gente que logró sobrevivir a esto y ha platicado y ha dicho que pasó con su familia y otros que simplemente no van a poder hablar porque enloquecieron y salieron mal de la cárcel y ahí andan deambulando todo eso ¿quién lo hizo?, ¿Quién lo ordenó?

 

La vista del Negro se nubla, los labios le tiemblan de coraje, impotencia o, simplemente dolor por aquellos que se fueron, por los compañeros de los años juveniles que ya no vieron la derrota del PRI ni el sepelio de Fidel Velázquez. Hace una pausa para tomar aire y continua: «En la guerra hay reglas para evitar la tortura, pero aquí se torturó a muchísima gente que ni tenía nada que ver, pero era confundida, fueron torturadas. Te digo, ahí hay una deuda de todos estos que organizaron y dirigieron la persecución contra los guerrilleros, una deuda con la sociedad. Porque no es una cuestión personal Esto en términos personales ya pasó. Yo fui amnistiado en el periodo de (José) López Portillo, mi casa era visitada regularmente por la policía por el ejercito y estaba ligado pero no ubicado, como no era ubicado no tuvo problemas el gobierno para darme la amnistía y así a varios compañeros. Pero otros que estaban ubicados a esos no les dieron la amnistía, nunca los amnistiaron pero tampoco los detuvieron. Ya hacen su actividad pública».

 

Pero, la persecución fue atroz, espantosa. Cuando la gente ha platicado como delante de los demás les echaban ácido en la boca, sobre todo a los que eran reacios y fuertes y se oponían a delatar a los compañeros les quemaban  los ojos y la boca con ácido hasta que se morían, para que los demás vieran y se decidieran  a hablar. Claro que los golpearon y están quemados todavía, se uso NAPALM en algunos casos para quemarlos. También en algunos casos eran amarrados y les echaban a los perros para que los destrozaran a mordidas. Eso ¿quién lo dirigió? Eso no tiene nombre. ¿Esta situación no la sabía Gutiérrez Barrios? Ahora dicen que cumplían ordenes, pero antes los militares se podían negar a cumplir ordenes que fueran en contra del pueblo, ¿por qué lo hicieron?

 

 Toño, todo esto ¿valió la pena?

 

Mira, ¿qué valía la pena? Las muertes de uno y otro lado son inútiles.  Hoy lo creo así. La vida es muy importante. Creo que es un valor que en la juventud no lo logramos medir ni  calcular. Hoy que tenemos la oportunidad de reflexionarlo de  vivir, veo que no valía mucho arriesgar la vida. Sin embargo, me quedo siempre pensando con el Quijote cuando se refiere e que por la vida y por la honra bien vale arriesgar la vida, y creo que valió la pena arriesgarla. Valió la pena el esfuerzo, influyó en los cambios que se dan posteriormente en abrir espacios a la participación política, a la tolerancia creo que jugó un papel importante  el movimiento guerrillero,  el movimiento armado. No era el camino obviamente, afortunadamente hoy han cambiado las condiciones, lo podemos reflexionar de manera mas fría, pero quienes hicieron tortura, genocidio creo que si deben de pagar, la sociedad no debe de olvidar tan fácilmente esto, porque el genocidio del 68, no es la justificación pero si es la base el coraje y la indignidad para que una generación se levantara en armas. No lo veo de otra manera, aparte de las condiciones económicas y sociales. Pero nosotros ya estábamos luchando por cambiar estas condiciones, y lo hubiéramos logrado mas tarde que temprano el cambio, pero lo vimos con la necesidad de acelerarlo lo intentamos. Ahí esta un papel jugado Todos tuvimos que reflexionarlo porque no solamente cayeron de nuestro lado, sino del otro lado también y sintieron que era la respuesta de una gente que se decide en un momento determinado ante la posibilidad de perder la vida de abrir  los espacios, creo que hoy hay mucho mejores condiciones para la actividad política ya no gobernará  el PRI a nivel nacional, de una manera los objetivos que nos propusimos se lograron mas espacios a la vida democrática

 

¿Lo volverías a hacer?

 

Quién sabe. No lo se, tendrían que cambiar todas estas condiciones e irse abajo, pero por la vida y la honra bien vale arriesgar la vida.

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