A pie de Calle: ¿Quién es Juan Pablo Castro?

Guillermo Manzano

    Tiene nombre de Papa y se porta como tal. Hace unos días se hizo ‘famoso’ por mostrar su intolerancia, discriminación y pobreza intelectual y de lenguaje. Vaya, llamar jotos a los homosexuales. Es tan original como decir que él es idiota.

    Juan Pablo no debería ser motivo de líneas en diversos medios sino fuese una síntesis viviente del pensamiento panista. Para ser militante de ese partido sus simpatizantes tiene que pasar por un proceso de selección y evaluación. Son adoctrinados y sólo es militante quién sepa rezar las consignas confundidas con ideas que los ‘teóricos´ del PAN dictan. Así que primero hay que ser ‘simpatizante’, después ‘adherente’ y si muestran la fidelidad y estupidez plena, entonces pasan a ser militantes. Así se las gasta el partido cuyos gobiernos supuran sangre y corrupción.

    No conforme con haber generado un debate en contra de su candidata y su partido por sus dichos homofóbicos, el sujeto de marras con nombre papal volvió a execrar contra quienes viven una diversidad sexual pero, en este caso, se pasó de tueste, al difamar a quién ya no se puede defender porque fue asesinada. Me refiero a Agnes Torres, transexual y defensora de los derechos humanos asesinada el pasado fin de semana en el estado de Puebla.

    No es casual que el crimen haya ocurrido en Puebla, estado que se caracteriza por su catolicismo, su fanatismo y ser matriz de El Yunque. No es casual que me haga recordar el suceso de San Miguel Canoa.

    Pero el joven panista tiene segura una posición en el Congreso Federal. Ha dado la cara por su partido, su presidente y su candidata. Aunque en público sus dirigentes lo rechacen, en privado le dan palmaditas en la espalda. Juan Pablo ha mostrado ser ‘un hombre hecho y derecho’. Alguien en quienes los que gobiernan y aspiran a gobernar pueden confiar. Un legislador de tal calibre sirve perfectamente para tener ‘una Patria Libre y Ordenada’. No hay duda alguna.
Foto tomada de Internet


    Pero Juan Pablo también es síntesis viviente de una mayoría de mexicanas y mexicanos que no soportan, toleran, aprueban lo diferente, lo diverso. Que se asustan con ‘lo extraño’, que piensan, creen y afirman que ‘todo tiene un orden natural’ y ahí si hay consensos entre todos los políticos de todos los partidos. Quizá por eso seguimos con un marco legislativo que no reconoce los derechos de quienes ejercen una diversidad sexual diferente a la mayoría. Quizá porque haya muchos ‘machitos calados’ en el ejercicio del poder público y le atemorice ser visibles. No sé, pero no podemos aspirar a una sociedad democrática si seguimos con estos resabios del medioevo. Si todas y todos los que vivimos en este país no tengamos garantizados con los hechos nuestras garantías individuales. No hay democracia con bozales y estigmas. Lo sabemos, pero falta que quienes viven de nuestros impuestos también lo asimilen.

    Cuando leo o escucho a primates como Juan Pablo, manifiesto mi aprobación por el aborto y así no evitaríamos muchos problemas en el futuro. Sí, también es intolerancia, lo sé. Pero que le vamos a hacer, si uno sólo camina A Pie de Calle…

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