A Pie de Calle: Valemadrismo
Guillermo
Manzano
El
valemadrismo del mexicano oscila entre la virtud y el vicio. Restar importancia
a ciertos sucesos, actos, hechos, situaciones, momentos y experiencias que la
vida nos pone nos evita congojas y sufrimientos estériles. Nadie suda la
calentura del otro pero como nos gusta mirarlo mientras convalece.
Sin
el valemadrismo seríamos una sociedad deprimida o encabronada con todo y todos.
No es para menos si consideramos la situación económica, política y social que
prevalece en el país: muertes, inflación, salarios de hambre, clase política
millonaria población jodida, partidos políticos inocuos, corrupción en todos
los niveles de gobierno, servicios de salud, educativos y sociales del carajo y
la lista sería tan larga como la memoria de un quinceañero con su primer beso.
El
valemadrismo se aprende en casa, en la escuela y en el trabajo. Vemos a los que
todo les valemadres y no pasa nada. Entonces dejamos de preocuparnos y asumimos
la conducta de las mayorías. Nos apasionamos por un pírrico triunfo futbolero,
una medalla en cualquier evento internacional y hacemos héroes y heroínas a
deportistas cuyas disciplinas jamás practicaremos en nuestras vidas.
Pero
también el valemadrismo hace que ignoremos los grandes problemas del país. Nos
valemadres lo que hagan los políticos mientras los podamos injuriar, ofender,
reírnos de ellos a través de las redes sociales o en comentarios con amigos y
familiares. Un consuelo que desconsuela.
A
mí me valemadres el mundo. Sí, pero para el mundo uno no valemadres mientras
pueda ser sujeto de explotación laboral, contribuya con impuestos y sea un
número o parte de una serie que engrosa las listas sindicales, partidistas y
apoyadores para obtener cualquier beneficio que siempre terminará en la casa o
las arcas del líder.
Foto: Guillermo Manzano
Nuestro
valemadrismo es como el chiste del ‘mexicano, el ruso y el gringo’, siempre los
chingamos aunque la realidad sea otra. No importa. Me río y me burlo en mi
desgracia, total, la vida valemadres mientras haya que chupar y seguir la
fiesta. Porque hacemos fiesta de todo y para todo. Ya se sabe que si el indio
es alegre, pues que que darle maracas.
Pareciera
que nuestro valemadrismo se ha corrido un poco al vicio y se aleja de la
virtud. Hay que volver al punto medio esta catarsis nacional y podamos decir
que todo nos valemadres aunque estemos viendo el mundo…A Pie de Calle….
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