A Pie de Calle: La primera vez



Guillermo Manzano



Puede que no sean todos los mexicanos pero si la mayoría. Tenemos una obsesión por ‘la primera vez…’Así recordamos buena parte de nuestras vidas ese primer día de clases, el primer beso, la primera novia (o), el primer coito, la primera vez que tuvimos un examen extraordinario, el primer rechazo laboral o amoroso, la primera borrachera, la primera película pornográfica, el primer cigarro y más.

    Puede que sea algo ancestral. Dicen que ciertas sociedades mesoamericanas ofrecían el primer producto de la cosecha a los dioses y siempre se brindaba lo primero a entidades superiores o jerarcas militares o civiles.

    También del otro lado del mar esa primera vez contaba mucho. El valor virginal de la mujer y ser ‘su primer hombre’. El primero en llegar a tierras ‘nuevas’ se llevaba lo que encontraba a su paso. El primero que ‘pensó que la tierra era redonda’ o el primer grito: tierra a la vista’ se sigue repitiendo en las lecciones de historia por un somnoliento profesor.

    Quizá por eso la clase política de este país siempre ensalza y emperifolla las colocaciones de ‘la primera piedra’, el inicio de tal o cual programa, el principio de cualquier campaña de salud, laboral, educativa y cualquier otra más que se le ocurra al asesor estrella del político del momento.

    Aunque bien vale decirlo, muchas de ‘estas primeras veces oficiales’ no son concluidas, evaluadas, con seguimiento sistemático y, por lo general, a las pocas semanas se olvidan, porque ya viene otra ‘primera piedra que colocar’.

    Pero eso no importa, porque la primera vez oficial se cubre mediáticamente: televisión, radio, impresos y virtuales cubren todos los aspectos de la ‘noticia’. Se anuncia a ocho columnas que se colocó la primera piedra del puente ‘X’, del hospital más chipocludo del mundo, del estadio que albergará cualquier cantidad de disciplinas deportivas, etcétera.

‘Ahora sí, con este programa de salud que hoy inicia el secretario del ramo, ningún mexicano padecerá enfermedad alguna, ninguna persona se privará de los servicios universales y más’.

    Lo curioso es que lo sabemos. Cuando vemos las imágenes en televisión, escuchamos las crónicas y vemos al ‘hombre o mujer’ de poder, estamos seguros que algo no está bien. Que es mentira o al menos es una verdad parcial. Que seguiremos enfermándonos, que el hospital –si es que llega a terminarse- jamás tendrá médicos, enfermeras, equipo y medicamentos. Lo sabemos. Sólo esperamos que el político termine su gestión, para que los mismos medios que lo alabaron sean sus principales detractores, los que denuncien las corruptelas y manden reporteros al lugar del fraude y se vea, constante y verifique que sólo existe esa primera piedra que se colocó alguna vez en el pasado.

    Esa primera vez sigue en nosotros y por eso la festejamos. No importa el proceso ni la conclusión, importa que sea ‘una primera vez’ para sentirnos felices aunque esa felicidad sólo sea momentánea. Claro, que esta es la primera vez que lo pienso mientras miro el mundo a Pie de Calle…

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