Ojo de Gato: Mentada de madre

Guillermo Manzano



Indignación, molestia, encabronamiento fue lo que sentí al escuchar al secretario de hacienda, Ernesto Cordero; con su optimismo falso y ofensivo para nosotros. Burlarse de una sociedad lastimada al decir que una familia mexicana puede darse lujos con un ingreso de seis mil pesos mensuales, es muestra del alejamiento de los gobernantes con la sociedad. Lo peor: nadie pide su renuncia por esa falta de respeto. Hay cosas más importantes, para los políticos, como defender la autodeterminación y soberanía ante los embates del Gobierno Francés o condenar la violencia en el África islámica. ¿Qué se pitorreen de nosotros?, pues ya estamos acostumbrados, una más no nos afecta la moral.
La imagen deformada que el funcionario federal tiene de la realidad, es causa de erráticas políticas públicas. Ahora se puede entender, a 18 meses de que fenezca la administración de Felipe Calderón, el por qué han sido años perdidos para el país. Jamás entendieron y menos comprendieron lo que es gobernar y administrar una nación.
Pero no hay que olvidar que millones de familias no alcanzan a percibir esos seis mil fabulosos pesos mensuales. Por ejemplo, en Xalapa, el último dato económico registra que el 76 por ciento de la población vive con uno o dos salarios mínimos al día. Es decir, 100 pesos o menos por jornal. Al mes son tres mil pesos.
Menciono una ciudad capital, no cualquier pueblo furris o perdido en las estadísticas de la Sedesol o en los humos del alcohol de cualquier gobernante. Hablo de una ciudad con más de 30 escuelas de nivel superior, con una tradición en las artes, cultura y educación forjada desde el Siglo XIX; en la que sus gobernantes municipales saben lo que es ganar dinero, cuna de uno de los consorcios de tiendas de autoservicio más importantes del país, en fin; una ciudad que puede ser ejemplo para ilustrar la buena aplicación y uso de los ingresos familiares. Pero… la tercera parte de su población sólo obtiene la mitad de esa cantidad ‘mágica’ que dice el Secretario de Hacienda.
Aquí vivimos la brecha económica entre gobernantes y población. Ese cinco por ciento que vive bien, por ejercer cargos de responsabilidad pública, de representación popular o ser de la élite académica. Un 25 por ciento que sobrevivimos con dos o más trabajos, rentando casa y jodiéndonos toda la semana para poder comprar un libro y tomar una cerveza de vez en cuando. Y una gran masa alejada de esos ingresos de fantasía, miles de jóvenes que no tienen trabajo, que pululan entre las papelerías (para comprar blocs de solicitudes de empleo) y la dependencia privada o pública, todo por una oportunidad que, cuando llega, es más decepcionante que el desempleo: salarios miserables con jornadas superiores a las ocho horas. ¿Si esto pasa en una ciudad capital, qué pasa en una comunidad semi urbana, rural o indígena?
Por eso, cuando escucho a funcionarios como Ernesto Cordero, decir estupideces de ese calibre, no puedo dejar de sentir repulsión y asco por individuos de escasa moral y nula ética. Si nos mentaran la madre por la televisión en cadena nacional, nos darían la oportunidad de regresársela, pero cuando joden con burlas de esa magnitud, no nos queda más que contar los días que faltan para que se vayan. Total, ya estamos acostumbrados a recoger los despojos de país que nos dejan después de cada sexenio y esa costumbre, es la pero de nuestras costumbres.

Comentarios

Entradas populares