¡Se acabó! (Guillermo Manzano)
La entrega del último informe de Fidel Herrera fue la señal para saber que su gobierno concluyó. No lo digo yo, los dicen las voces ‘criticas’ que hoy se levanta en contra del moribundo gobernante. Amanuenses con premios nacionales y estatales de periodismo que por seis años callaron las tropelías del que ahora cuestionan. Nuevos ricos y nuevos millonarios que nunca podrán ver de frente a sus hijos sin la macula que deja la corrupción en la conciencia.
Lo dicen sus compinches de gabinete que hoy, por todos los medios, tratan de desequilibrar la estabilidad frágil que permea el estado. Cortesanos de traje y frac que lucraron con el poder político. Débiles de cerviz que hoy tratan de enderezarla y levantarse como si fuesen hombres. Aliados de sexenio que ahora filtran información a sus iguales de tinta y letra, ‘porque no podemos quedarnos callados ante tal robo’.
Lo dicen antiguas amantes, suripantas de oropel que alguna vez gozaron el favor que da el hombre con poder político. Piernas de apertura veloz que hoy denuestan desde el confort que les dio los 15 minutos de asco y sudor corporal. Mujeres de precoz carrera política que esperan asumir el poder que el rey viejo les otorgó mediante triquiñuelas electorales que se gestan desde el poder y el dinero.
Lo dicen los mercaderes asociados en cámaras que simulan pandillas o mafias quejumbrosas por la falta de pago. Lo dicen los ‘opositores’ que cobraron los favores que implica levantar el dedo o firmar desplegados para simular la corrupción. Lo dicen los editores y concesionarios que aún quieren cobrar supuestos convenios, cuando por seis años se enriquecieron del dinero sucio que salió de las arcas públicas.
No lo digo yo. Lo dicen sus antiguos enemigos que hoy se alistan a subirse al barco de la continuidad. Lo dicen los artistas, intelectuales y promotores culturales que por seis años gozaron del dinero que no merecen, porque sus obras son basura, bisutería comprada en cualquier bazar de segunda mano.
Lo dicen los miembros de las cientos de fundaciones creada en el fidelato que por seis años pudieron subsistir sin trabajar. Lo dicen las organizaciones no gubernamentales subvencionadas con dinero público para que simularan y legitimaran la podredumbre de un gobierno.
Lo dicen los cientos de ‘líderes sociales’ que por seis años se enriquecieron mientras sus bases se empobrecían. Lo dicen los zares del dinero sucio que ya se aprestan a negociar con el nuevo mandamás para que todo siga igual y no se permita la entrada de ‘la competencia’ en territorio veracruzano.
Lo dicen todos los que salieron de la pobreza –aunque sigan en su miseria- por no levantar la voz ante los atropellos. Lo dicen los proxenetas que vivieron la dicha del negocio por seis años al ofrecer sus servicios a los inquilinos palaciegos que ya se van. Lo dicen los políticos que entregaron a sus hijas para saciar los deseos sexuales del que se va, a cambio de un cargo de elección popular, direcciones o presidencias de organismos públicos. Lo dicen los críticos universitarios que callaron ante el atropello, la burla y la sinrazón de un mitómano.
No lo digo yo, porque yo lo dije cuando se tenía que decir. Porque ya no hay más que decir y hay que dar paso al juicio de la historia. Eso sí, no quito ni una sola palabra de lo dicho y publicado. Me quedo con la satisfacción de ver a tantos ‘críticos’ lamebotas que hoy quieren asumirse como humanos. Pero las serpientes siempre se arrastran y se seguirán arrastrando. No importa que la nauyaca se vaya, su tufo corrupto deja una estela que durará algunos años antes de borrarla.
Esto se acabó y no lo digo yo.
Lo dicen sus compinches de gabinete que hoy, por todos los medios, tratan de desequilibrar la estabilidad frágil que permea el estado. Cortesanos de traje y frac que lucraron con el poder político. Débiles de cerviz que hoy tratan de enderezarla y levantarse como si fuesen hombres. Aliados de sexenio que ahora filtran información a sus iguales de tinta y letra, ‘porque no podemos quedarnos callados ante tal robo’.
Lo dicen antiguas amantes, suripantas de oropel que alguna vez gozaron el favor que da el hombre con poder político. Piernas de apertura veloz que hoy denuestan desde el confort que les dio los 15 minutos de asco y sudor corporal. Mujeres de precoz carrera política que esperan asumir el poder que el rey viejo les otorgó mediante triquiñuelas electorales que se gestan desde el poder y el dinero.
Lo dicen los mercaderes asociados en cámaras que simulan pandillas o mafias quejumbrosas por la falta de pago. Lo dicen los ‘opositores’ que cobraron los favores que implica levantar el dedo o firmar desplegados para simular la corrupción. Lo dicen los editores y concesionarios que aún quieren cobrar supuestos convenios, cuando por seis años se enriquecieron del dinero sucio que salió de las arcas públicas.
No lo digo yo. Lo dicen sus antiguos enemigos que hoy se alistan a subirse al barco de la continuidad. Lo dicen los artistas, intelectuales y promotores culturales que por seis años gozaron del dinero que no merecen, porque sus obras son basura, bisutería comprada en cualquier bazar de segunda mano.
Lo dicen los miembros de las cientos de fundaciones creada en el fidelato que por seis años pudieron subsistir sin trabajar. Lo dicen las organizaciones no gubernamentales subvencionadas con dinero público para que simularan y legitimaran la podredumbre de un gobierno.
Lo dicen los cientos de ‘líderes sociales’ que por seis años se enriquecieron mientras sus bases se empobrecían. Lo dicen los zares del dinero sucio que ya se aprestan a negociar con el nuevo mandamás para que todo siga igual y no se permita la entrada de ‘la competencia’ en territorio veracruzano.
Lo dicen todos los que salieron de la pobreza –aunque sigan en su miseria- por no levantar la voz ante los atropellos. Lo dicen los proxenetas que vivieron la dicha del negocio por seis años al ofrecer sus servicios a los inquilinos palaciegos que ya se van. Lo dicen los políticos que entregaron a sus hijas para saciar los deseos sexuales del que se va, a cambio de un cargo de elección popular, direcciones o presidencias de organismos públicos. Lo dicen los críticos universitarios que callaron ante el atropello, la burla y la sinrazón de un mitómano.
No lo digo yo, porque yo lo dije cuando se tenía que decir. Porque ya no hay más que decir y hay que dar paso al juicio de la historia. Eso sí, no quito ni una sola palabra de lo dicho y publicado. Me quedo con la satisfacción de ver a tantos ‘críticos’ lamebotas que hoy quieren asumirse como humanos. Pero las serpientes siempre se arrastran y se seguirán arrastrando. No importa que la nauyaca se vaya, su tufo corrupto deja una estela que durará algunos años antes de borrarla.
Esto se acabó y no lo digo yo.
pues si ya "chupo" todo lo que necesitaba... que más quiere?? jejeje
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