¡LOS POBRES PERIODISTAS! (FRAGMENTO)

Tomado de la Revista Nexos

03/11/2010





…En cualquier nación civilizada
se tiene admiración por el que piensa
y tiene su existencia dedicada
a escribir, y es misión privilegiada
la que ejercen los “chicos de la prensa”.
Aquí, el poder de quienes integramos
ese CUARTO PODER tan discutido,
es algo paliducho y desteñido
que cada vez más lejos contemplamos.

En Gringoria (me consta, pues lo he visto)
es bien considerado el periodista,
por más que algunos hay que, ¡vive Cristo!,
no merecen que el diablo los asista.
Pero aquí el escritor (hay que afirmarlo
en términos rotundos y cabales)
no vale a veces ni los “veinte reales”
que le costó a sus padres bautizarlo,
pues cualquier ayudante o secretario
de cualquier señorón o funcionario
sin más antecedentes,
de cualquier periodista es victimario
y le enseña los puños y los dientes…

Si un periodista, de manera osada,
critica la actitud de un diputado
porque éste no dejó muy bien parada
la investidura que se la ha confiado,
salta el “legislador” y en un derroche
de furor comunista,
jura por su blasón que, aquella noche,
se come en escabeche al periodista;
y desde la curul, que es barricada
donde son las palabras batallones
enarbola puñal, rifle y espada,
entre una tempestad de imprecaciones
que a los ingenuos les producen frío…
sin que en esta ni en otras ocasiones
llegue la sangre al río.

“Las leyes para todos son parejas”,
escuchamos decir constantemente;
pero a pesar de todas las consejas
es cosa muy vulgar y muy corriente
que cualquier presidente
municipal de la reciente hornada,
mate de un tiro o de una puñalada
a un pobre periodista,
porque escribió sobre cualquier pillada
de un cacique “izquierdista” o comunista.

Y hoy como ayer, por métodos más
[módicos
de los que usó la “odiosa dictadura”,
quienes escriben para los periódicos,
nunca tienen la vida muy segura,
pues el líder, cacique o diputado,
o las tres cosas juntas, no consiente
que si él ha cometido un atentado
se lo diga la prensa independiente.
Y por este camino ya trazado
que nadie rectifica ni nivela,
ser periodista es ser más desdichado
que un maestro de escuela,
pues éste sufre, lucha y se desvela
haciendo hasta de pinche de cocina,
mas no está condenado
a que un matón pagado
lo asesine a la vuelta de la esquina…

Fuente: Guillermo Aguirre y Fierro (1887-1949. Sí: el mismísimo autor de “El brindis del bohemio”), Sonrisas y lágrimas (1942), edición de Ignacio Betancourt, El Colegio de San Luis Potosí, 2009.

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