Otra mirada a Cuba: (Vivian Martínez)


“Si la revolución no se hubiera llevado a cabo, Cuba sería hoy uno de los países más pobres del mundo, a la par que Haití.”


El 26 de julio, Día de la Rebeldía Nacional en Cuba, comí en un restaurante de La Habana con dos amigas mexicanas, y con Augusto y Mercedes, dos cubanos de la generación de la Revolución. De pronto, Augustó soltó, muy serio: "dicen que Fidel va de Presidente otra vez". Se hizo un silencio, que él mismo rompió con una carcajada. Era una broma cubana, a propósito del buen estado de salud del Comandante y a sus apariciones en público. No creí que se pudieran hacer comentarios en lugares públicos sobre Fidel, así con tanta naturalidad.

Me doy cuenta: Cuba es un país complejo.

El turista encuentra que en La Habana se respira un aire de libertad. El chequeo de Migración en el aeropuerto José Martí asusta. La fotografía que le sacan al recién llegado da la impresión de un Estado policiaco, impresión que se esfuma al caminar por las calles, hablar con los isleños y comportarse como un turista. No dudo que quien termine realizando actividades contra el régimen, reuniéndose con la disidencia o cosas así, pueda contar otra historia.

Al menos en apariencia, Cuba ha cambiado. La vestimenta de los jóvenes imita a la de todo el continente: los chicos usan pantalones caídos en la cadera, camisetas, gorras, tenis de moda, y las chicas usan minifaldas o shorts pequeñísimos, camisetas ajustadas, el cabello teñido y cortes modernos. Hablan desde sus teléfonos celulares, desde donde cargan su música, la de Marc Anthony, Chayanne, Luis Miguel, y los temas de las telenovelas mexicanas, venezolanas, colombianas...

La Televisión Cubana (TVC) transmite programas como Hanna Montana, Ben 10, Los Picapiedra, El Encantador de Perros, Detectives Médicos, Comisario Rex, a través de los canales estatales Cubavisión, TeleRebelde, Canal Educativo 1 y 2. En los hoteles se sintonizan canales gringos como CNN, y del resto del mundo como la BBC de Londres, la Rai de Italia, TV5 de Francia y Deutsche Welle de Alemania.

Ignoro si estos canales se puedan sintonizar en televisión abierta, pero sí sé que los cubanos pueden ver Telesur de Venezuela, que además es un proyecto chavista que integra a toda América Latina... toda, menos a México, porque nuestro país así lo ha decidido.

Por enfrente de la costa cubana pasa el cable de Internet de Estados Unidos. Obviamente, ese país le ha prohibido a Cuba conectarse. Esto, a pesar de todo, no preocupa tanto a los cubanos, que provisionalmente se sirven del servicio de Internet satelital. No les preocupa porque Chávez ya anunció que construirá otro cable para que se puedan contectar todos los cubanos. ¿Alguien duda de la popularidad de Chávez en la isla?

Pero seguir la moda y adquirir ciertos artículos de importación, así como acudir a bailar y a divertirse a ciertos lugares donde el turista tiene prioridad, requiere que los cubanos cambien el dinero que reciben por su salario, en Peso Cubano, por un tipo de cambio similar al dólar estadunidense, el Peso Cubano Convertible o CUC.

La complejidad de Cuba alcanza hasta las transacciones comerciales. En establecimientos turísticos se acepta el CUC pero no la Moneda Nacional (MN); en ciertos lugares típicos se acepta la MN pero no el CUC, y en otros se aceptan los dos.

Esta "desdolarización", como le llaman los cubanos, ha generado inconformidad en las calles. Para algunos, no debe haber discriminación por utilizar una u otra moneda. Para otros, fomenta que la gente pida dinero en las calles a los turistas, cuando no tiene necesidad, pues el Estado cubano, por su carácter socialista, no desampara a nadie. Otros piden entre los extranjeros que le consigan o regalen chucherías.

Contrastante: en un país donde no hay analfabetismo ni marginación y el desempleo es mínimo, según la propaganda estatal, la gente asedia al turista por unas monedas o regalitos. Esto molesta enormemente a Augusto.

Es interesante escuchar a un cubano, a un hombre que vivió la revolución, hablar de los errores de Fidel.

Augusto explica que toda esta apertura cultural y tecnológica se debe a la forma en que Raúl Castro, el actual presidente y hermano de Fidel, el líder de la revolución, ha conducido el gobierno. Dice que mientras Fidel es un estadista, un internacionalista, Raúl es un presidente de los cubanos, que ha gobernado para ellos. En tanto Fidel se preocupa por las relaciones de Cuba con el mundo, Raúl lo hace por la economía interna, por el bienestar de los isleños.

Luego dice que, como buen gallego, Fidel ve a todos los cubanos como sus propios hijos; él sabe qué es lo mejor para ellos y les indica por dónde deben ir. Pero si alguno se atreve a contradecirle o manifestarle su inconformidad, prefiere dejarlo ir antes que contamine a los demás. "Si no te gusta, vete".

Fidel no es malo, sólo es un padre gallego.

De una cosa estoy convencida: si la revolución no se hubiera llevado a cabo, Cuba sería hoy uno de los países más pobres del mundo, a la par que Haití. Batista claramente lo llevaba a la ruina y sólo un movimiento armado como el que encabezó Castro pudo evitarlo. Me quedo entonces con la respuesta de Fidel al reverendo Lucius Walker en un encuentro celebrado el mismo 26 de julio: "En el mundo actual Haití no tiene solución. En el futuro del que estoy hablando sí."

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