Ojo de Gato
Guillermo Manzano
Violencia
Concluimos una semana en Xalapa como la empezamos: con violencia, miedo y crímenes. Muertos desconocidos y muertos ilustres, pero al final, todos víctimas de la descomposición social. La realidad tapó la boca de los gobernantes. Ni el imberbe alcalde xalapeño ni Fidel Herrera pueden ir contra lo sucedido. Lo mejor es callar. Pero que también callen los opositores, no se vale ‘sacar raja’ de la muerte. Si Ricardo III ofreció el reino de Inglaterra por un caballo, que Yunes ni Dante no ofrezcan una vida por la gubernatura.
La condena unánime por el asesinato de un matrimonio vinculado en las esferas económicas y artístico-cultural-intelectual arrinconó al Gobierno del Estado. No hubo capacidad de respuesta. Sólo dislates. No escuchamos al siempre bravucón Secretario de Gobierno emitir alguna de sus ya clásicas peroratas. Algo huele mal y eso lo saben quienes despachan frente a
La violencia nos alcanzó. Ya no está en Ciudad Juárez, ni en Tijuana y mucho menos en las zonas montañosas de Guerrero o Chiapas. No, ya está aquí, en pleno centro de la ciudad, en pleno corazón político de Veracruz. La violencia alcanzó a quienes no tocaba antes, al menos públicamente. Ya no es la muerte del ‘pandillerito’ ni el asesinato de una desconocida o la desaparición de cualquier reportero ‘por estar en el lugar y con la gente equivocada’ (dixit Reynaldo Escobar). No, la violencia alcanzó otros niveles socioeconómicos y culturales y eso, eso sí le puede al Gobierno.
En las redes sociales de
Será difícil que algún día conozcamos la verdad, las causas de los asesinatos. Será difícil porque digan lo que digan las autoridades políticas y judiciales no les creemos. Será difícil porque la descomposición social nos alcanzó, desconfiamos unos de otros, no creemos en los gobernantes (ni tenemos por qué creer a quienes mienten consuetudinariamente). Sólo los verdugos saben por qué ejecutaron la orden. Las víctimas quizá ni se enteraron.
Muchas son las versiones sobre esta ola de violencia que asola a la ciudad y al estado. Algunas ya son leyendas urbanas, pero nadie nos ha informado el por qué perdimos nuestra tranquilidad y esta pérdida nunca se las vamos a perdonar.
COLA DE GATO
Lo mejor que le pudo haber pasado al gobierno veracruzano es que empezará el mundial de fútbol. Las tensiones se relajarán, habrá pantallas en las plazas públicas y cualquier triunfo de la selección nacional será sobrevalorada. Adiós a las campañas y sus candidatos, adiós a los debates y debacles, la gente quiere circo y las televisoras y los gobiernos se los darán; después de todo, ‘nos fuimos al mundial’.
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