Candil de la calle (Guillermo Manzano)




en solidaridad con Cayetano Cabrera y Miguel Ángel Ibarra

Mientras el Gobierno Federal apoya el ayuno del cubano Guillermo Farías, quién exige mayores libertades políticas al régimen de los Hermanos Castro, aquí, en casa, el ‘presidente del empleo’ ignora a los huelguistas de hambre del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).

Más allá de los vericuetos jurídicos y la legalidad sobre el decreto que puso en el desempleo a miles de trabajadores, la administración calderonista ha mostrado su insensibilidad política y social con el sector laboral. Nada extraño, dirán los enterados, si sabemos que el PAN es un partido patronal. Sí, el PAN podrá ser lo que quiera, pero quién gobierna un Estado debe asumir actitudes y posiciones de estadista, no de jefe de partido y eso, eso lo olvidó hace tiempo Felipe Calderón.

¿Cuál es la diferencia entre la demanda de Farías y la de los ex trabajadores del SME? El cubano exige fundamentalmente libertad de hacer política. Los mexicanos sólo piden trabajo. Esa es la diferencia. ¿Es mucho pedirle eso a un gobierno que decretó la desaparición de la empresa donde laboraban los ex electricistas? ¿Ese es el humanismo que profesa el PAN? No entiendo. En verdad no entiendo este tipo de ‘humanismo.

La estupidez es la característica medular de los gobiernos panistas. Como presidente, Fox era loco y estúpido. Calderón es estúpido y loco. Gobiernan por ensayo y error es demasiado soberbio para darse cuenta de sus errores y enmendar el camino. El Gobierno Federal abrió demasiados frentes y el Presidente nunca se dio cuenta que carecía de individuos con talento y oficio para enfrentar los problemas que él provocaba. No pudo consolidar un gabinete, un equipo de trabajo sólido y coherente. Por el contrario, hizo de la administración federal una tertulia, en la que sólo los cuates están invitados.

Que bueno que Guillermo Farías haya logrado parcialmente su objetivo. Un triunfo parcial porque los 19 cubanos que se exiliaron en España, no podrán ejercer su libertad política ni sus derechos humanos universales en su país, fueron desterrados, alejados de sus familias, de su gente, de su tierra.

Que malo que aquí en México, que se presume de libertades políticas y que el trabajo es un derecho constitucional para todos nosotros, se presenten este tipo de dramas. Quer malo que el gobierno lo ignore, que la prensa lo minimice o que, argumenten aspectos periféricos al hecho; en sesudos análisis sobre el sindicalismo mexicano y su corrupción, ¿acaso en la Comisión Federal de Electricidad no hay corrupción?, ¿el sindicato de la CFE es limpio, transparente y democrático? A ese sí hay que apoyar. ¿Por qué los trabajadores de la CFE no pagan el consumo de energía eléctrica que consumen en su hogar?, Cuando la empresa es sostenida por los impuestos de TODOS NOSOTROS.

Lo que se diga o se deje de decir no variará la política laboral que este sexenio y el anterior implementaron en contra de ciertos sectores de trabajadores. La modernidad, la competitividad y demás mamadas que argumente no pueden estar por encima de la vida humana. Hagamos empresas de calidad, de acuerdo, pero también hagamos ciudadanos de calidad, con acceso a la educación, a las artes, a la cultura en general, que su salario les alcance para todo, incluso, para algo que muchos panistas desconocen, para que puedan comprar un libro.


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