Entrevista a Gabriela Peralta (Guillermo Manzano)

‘Soy pintora y voy a morir pintora’. Directa, sin concesiones, Gabriela Peralta (Poza Rica 1971) así se define. La tarde xalapeña refleja el preludio de primavera. Puntual. En su estudio, ubicado al oeste de la ciudad, en Coapexpan, Gabriela nos habla de sus orígenes, su obra, sus pasiones, sus viajes, su tiempo.
En 1988 emigró de su tierra natal para llegar a la facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana. 11 años después se incorpora al claustro de maestros en los Talleres Libres de la misma universidad en Coatepec. En 2003 es la primera artista latina en ganar una estancia en Austria y eso marcó su vida:
‘Ahí empezó en verdad mi carrera artística. Me di cuenta que necesito un espacio, un estudio para trabajar profesionalizar mi trabajo. Estuve dos meses en un castillo. La parte baja era galería y en la planta alta vivíamos los residentes. Ese año empecé a tomar el arte como un medio para vivir. La mayor parte de mi obra se encuentra en Europa. Soy mi propia promotora, invierto en mi arte porque de eso vivo’.
La pasión es el motor que mueve a la artista. En un eterno y constante movimiento para volver al origen: ‘Viajo porque me aburro muy rápido de lo mismo. Necesito un cambio y volver a continuar con lo que estaba haciendo. La experiencia con la gente te aporta mucho a la creación artística. Los colores, aromas diversos, todo se conjuga en mi obra’. En su periplo busca donde exponer. Galerías en Europa, el país y el estado dan fe de su arte en los últimos lustros.

Entre sus exposiciones más importantes destacan: Frida Kahlo anders Bekeken, Merksem, Amberes, Bélgica, 2009; Congreso de Arte-Bienal en Monzón Huesca, España, 2009; Gothenburg Art Fair (GAF), Suecia; Feria de Arte en Vic, Barcelona, 2008; Castell Parador de Cardona, Barcelona-España, 2008; Museo Spomen Zbirka Pavle Beljanski, Novi Sad, Serbia & Montenegro, 2006; Fiere di S. Lucia di Piave, provincia di Treviso, Italia, 2005; Gastatelier im Maltator, Gmünd, Austria, 2003.

Pero también en casa ha sido reconocida, por su trabajo le fue otorgado un reconocimiento por el ayuntamiento de Poza Rica; en 2004 recibió el galardón Al Mérito Cultural en la disciplina de Artes Plásticas por su trayectoria y labor a favor de las manifestaciones artístico-culturales, de parte del Instituto Veracruzano de la Cultura y las casas de Cultura de Poza Rica y Coatepec.
Para Gabriela Peralta, la creación es un proceso de creer, como un acto de fe.
Creencia en uno mismo y en el trabajo. Trazarse objetivos hasta cumplirlos. Quizá desde niña delineo su futuro cuando en casa veía las ilustraciones del artista decimonónico Paul Gustave Doré, en las páginas de la Divina Comedia, Quizá y sólo quizá los sueños infantiles eran guiados por Virgilio, en esos viajes internos que todo demiurgo tiene.
De ahí que no sea extraño que la literatura sea una parte esencial en la obra de la maestra Peralta. Lo reconoce y lo acepta. Rememora su último trabajo expuesto en su tierra natal: ‘la literatura siempre ha sido un nexo en mi obra. Ahora pinto con una conciencia mas razonada, antes creaba de acuerdo a mis vivencias personales. Ahora esto lo complemento con un acto literario. Mi última exposición que tuve en Poza Rica fue a partir de releer los poemas de Jaime Sabines, es enamorarse –aunque no haya nadie en tu vida- leyendo la poesía de Sabines. Como ya tenía el cúmulo de poemas en la cabeza, fue fácil, fue ‘irlos vaciando’ en cada cuadro y eso ha sido también una constante en mi trabajo, la literatura me lleva mucho a la creación de cosas.’
Pero no sólo de arte vive Gabriela. Desde el momento que asumió su compromiso como pintora, sabe que no hay que parar más que para tomar un respiro. Por eso, cuando no está frente al lienzo, trabaja creando artículos utilitarios que decora con imágenes fantásticas. Un trabajo diametralmente opuesto al resto de su obra, un trabajo donde plasma sus fantasías como si fuese un cuento, una historia, narrada mediante los pinceles.
La charla se detiene un momento. Isabella, su hija, a unos centímetros es testigo de las palabras de su madre. Ella es quién ha dado sentido al tiempo y espacio de Gabriela. Quién la ha detenido del frenesí que la envuelve al pintar. Ahora, la artista, se da tiempo y espacio para sus actividades docentes, de creación y de madre. ‘Yo era pintora de muchas horas y sin comer, ahora ya tengo un ritmo controlado con relación al tiempo’.
El tiempo y la maternidad le dan la pauta para reconocerse que su creación empieza a madurar. Más reflexivo, acorde con el desarrollo y crecimiento artístico. Más claro en lo que se quiere, más en función del gusto de ella y el espectador. De los trazos iniciales que el jubilo primerizo permea a la joven, hoy se reinventa por una pasión dosificada, apaisada, con ritmo y razón.
‘Creo que empiezo mi etapa de madurez artística. Está empezando el camino, a quitarme los prejuicios que tenemos. Si gusta o no mi obra, si se vende o no. Ahora hago una obra con mucha conciencia de los materiales, de su contenido ‘es el cuadro que me gustaría tener en mi casa’. Pienso en el espectador, cuando pinto llega a mí. Por ejemplo la exposición de (Jaime) Sabines, hay muchos lectores que vieron reflejado su interpretación de los poemas. Aunque lo que hice, más que una interpretación fue un entendimiento de su poesía llevada a la plástica’.
Gabriela Peralta es una mujer cosmopolita, pero no olvida sus orígenes, de las limitaciones que en su natal Poza Rica encontró (y encuentra) para encauzar el talento de niños y jóvenes. Sabe que para crecer en el mundo del arte hay que salir del terruño. Pero el cuestionamiento central lo hace a los tutores: ‘Lo que está mal es que luego los papás los bloquean (a los jóvenes), dicen: búscate algo de lo que sí vivas, de lo que encuentres trabajo. Pero como está la situación hoy en día, el mismo problema encuentra un contador que un pintor para insertarse en el ámbito laboral. Pero al menos, uno hace lo que le gusta, lo que le llena, lo que uno quiso y quiere hacer. Yo, soy pintora y sé que voy a morir siendo pintora’.