Ojo de Gato 52: Guillermo Manzano



El recuento de los daños

¿Algún día sabremos cuánto dinero costó este proceso electoral en Veracruz y cuantos sufragios fueron realmente efectivos? ¿Sabrá Javier Duarte y Miguel Yunes cuántos votos obtuvieron en forma lícita, sin coacción ni presión de ningún tipo? Preguntas sin respuestas. Al final serán los grupos de poder los que acuerden sin que consideren nuestras opiniones. Al menos por el momento. Porque algo empieza a moverse en el colectivo anónimo, no sé que sea ni para donde vaya, pero la gente empieza a cansarse de lo mismo y los mismos.

Tenemos (porque no ha terminado) el proceso electoral estatal más caro de la historia del país. Aproximadamente 600 millones de pesos en forma oficial sin sumar lo no contable, pero visto. De cualquier forma se tiene que reflexionar y mucho, sobre lo que se ha vivido en estos meses. Se hace imperante nuevas formas de convivencia política, nuevos estilos de gobernar, de transparencia del uso del erario, de rendición de cuentas de los gobiernos y, quizá lo más importante, nuevas formas de participación ciudadana.

Creo que con el actual proceso electoral terminamos el Siglo XX en Veracruz. Debemos acabar de una vez por todas con las viejas prácticas y simulaciones, con las complicidades silenciosas, con el conformismo y la apatía. Las quejas generalizadas sólo absuelven. Las cortesías diplomáticas sólo enredan el diálogo. Tenemos no lo que queremos, sino sólo lo que hemos podido construir. Nos guste o no, eso es lo que existe, de ahí la importancia de replantear caminos y de encontrar otros nuevos; nuevos para nuestra convivencia política e institucional pero que en otros lares ya están probados.

Busquemos devolver al ciudadano a ser votado sin el filtro partidista. Impulsemos una reforma para que los consejeros electorales sean considerados como cargos honorarios y no se conviertan en botín de guerra y al servicio del gobernante en turno. Que se permitan partidos municipales y de coyuntura, que se incrementen los puntos porcentuales de votación para el registro, representantes y prerrogativas a los partidos, es más, que sean diferenciados y graduales.

Que se permita ‘la segunda vuelta electoral’ en las elecciones municipales y aquellos candidatos que no obtengan un porcentaje mayoritario al 50 por ciento de la lista nominal, pues que no accedan al poder y, en su caso, se designen Consejos Municipales.

También habrá que considerar los votos nulos como una forma de protesta dentro de los cauces legales. Anular el voto es reflejo del hartazgo y de la falta de representación que siente el ciudadano con relación a los partidos y sus candidatos. Entonces deben empezar a tomarse en cuenta respecto a la legitimidad del gobernante. La abstención va de la mano con lo anterior aunque no se comparta.

Si dejamos, como una insana costumbre, pasar el tiempo será difícil encontrar caminos. Si nos quedamos a rumiar en la soledad, a quejarnos de ‘eso pinches bandidos’, al ‘ya ni modo’, pues lo más seguro es que nos encontremos en el próximo proceso electoral con nuestras mismas verdades y los mismos escenarios. Hablar, proponer, participar y organizarnos como ciudadanos libres es sólo una opción de las múltiples que podemos encontrar.

En la diversidad de opiniones podemos encontrar los caminos. No hay santones, cada uno tiene su biografía y mucho que aportar. Son caminos con riesgos (somos humanos y en nosotros también hay ambiciones), pero vale la pena correr los riesgos a quedarnos cruzados de brazos y lamentándonos al término de cada proceso electoral. Construyamos desde ahora los nuevos caminos por los que queremos transitar.

Comentarios

Entradas populares